lunes, 16 de abril de 2018
Esa mañana subÃa pensativa hasta la habitación que quedaba
en el segundo piso, donde estaba tu tablero de dibujo, al pasar una a una las
escaleras el frio le tomaba las rodillas, el recuerdo de aquella discusión casi
sin sentido la tenÃa mal. No fue gran cosa la discusión ni el motivo, ni
siquiera las cosas que se dijeron, pero era una pesada mochila en la espalda.
Acomodó la banqueta junto al ventanal que da al patio de la casa donde está el
JardÃn. Una mariposa blanca fue posarse sobre el marco de la ventana y ella la
contemplaba fascinada, ˂˂ese aletear tan lento que tienen las
mariposas cuando están quietas puede hasta realizar hipnosis˃˃ – pensó. Otro pensamiento irrumpió
en su ser mientras la observaba:
˂˂¿Porque peleo siempre con la persona que mas amo?, porque
debo probar un punto, porque debo someterla, porque siento que me pertenece,
porque simplemente sigo siendo la oruga tosca que no entiende de simplezas y de
los néctares de la vida, entonces se afana en destruir la belleza que la rodea,
que tiene una flor hermosa de compañera y se come de ella hasta dejarla morir.
Querida mariposa, viajera de la vida, enséñame esta mañana a disfrutar del
néctar de las flores y asà propagar la vida, ayúdame a realizar la metamorfosis
para dejar de ser esa tosca oruga que destruye la flor. ˃˃ Lo pensó tan intensamente y
fue como un grito de ayuda.
Una suave y dulce vos resonó en su cabeza, como un
pensamiento, pero no era su voz, y no eran sus ideas, - Al igual que nosotras, ustedes deben pasar mucho tiempo destruyendo
lo que los rodea, no solo sucede con las relaciones personales, al igual que
las orugas realizan grandes poblaciones y depredan sin limite el habitad que
tienen como si tuvieran otro donde ir, pasa mucho tiempo hasta poder realizar
una metamorfosis en la que cambiamos completamente, las mariposas somos el
aprendizaje encarnado, ya no depredamos, polinizamos y de eso dependen muchos
seres más, pero ser mariposa es renunciar a una larga vida, vivimos tres años
como orugas depredando o escondidas en túneles en la tierra esperando la
primavera para comer de los suaves brotes, y realizar el cambio, sabemos que
nos quedan las horas contadas y es por eso que no descansamos, porque debemos
contribuir con la vida el doble de lo que hemos dañado, porque hemos aprendido,
asà como hoy te toco aprender también –
La mariposa comenzó su elegante vuelto hacia el jardÃn, Ana
la siguió con la mirada, el café estaba frÃo, pero el azúcar estaba en su
sonrisa, saco el teléfono del bolsillo y mando un simple y profundo “Buen DÃa”,
“Buenos DÃas, te amo” respondió casi inmediato Verónica desde la oficina.
Aquella mochila de piedras era ahora una caja de acuarelas.
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