Tal vez, y solo tal vez, pecamos de ignorantes, no del conocimiento, sino, de la belleza, esa, que estalla en el florecer de las amapolas, esa que fluye en la sonrisa de un niño, que derramada como gotas de un rocío de la primer mañana de invierno, nos invita a creer, que lo bueno empieza cada día, porque, sin darnos cuenta, dejamos de lado aspectos sutiles y sencillos, quisiera auto proclamarme un sobreviviente de la rutina, un observador, cómplice de la belleza, que se aloja en todos los rincones, en todas las miradas, en las emociones, en solo hecho de abrazar a una persona querida, o el simple acto de preparar una taza de té. Es este casi un intento desesperado por enfatizar esa belleza, la de llorar, reír, vivir, y hacerlo todos los días, cada día es un capítulo de la mejor Película, la de sus vidas, la de la mía, Gracias por Ser, y Gracias por Estar.
Lucas.